martes, 28 de diciembre de 2010

ORTOREXIA NERVIOSA: LA OBSESION POR LA COMIDA SANA.


En estos últimos decenios, sobre todo en los países industrializados, estamos sujetos a un bombardeo de información sobre aquellas cosas que hacen bien y mal a nuestra salud; sobre todo en el área de la alimentación. Así, hemos asistido al terror desatado por la enfermedad de las vacas locas, la gripe aviar o la gripe porcina; por no hablar del peligro que representan los alimentos modificados, la potabilidad del agua… y la lista continúa.

Visto desde esta perspectiva no es de extrañar que existan muchas personas que tienen una relación neurótica con lo que comen, hasta el punto que en ocasiones se convierte en una obsesión tal que condiciona completamente la existencia convirtiéndose en un trastorno del comportamiento alimenticio: la ortorexia nerviosa.

Actualmente el Instituto de Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Roma La Sapienza estima que el 6.9% de los italianos sufre de ortorexia mientras que un estudio desarrollado en Turquía afirma que el 45.5% de las personas que participaron en la investigación cumplía con los requisitos mínimos de la ortorexia.

La palabra ortorexia nerviosa fue utilizada por vez primera por Steve Bratman a finales de la década del ’90, en un número de la revista Yoga; después de la publicación del artículo Bratman comienza a recibir cientos de cartas y telefonadas de personas que sostenían padecer ortorexia por lo que se crea el primer sitio dedicado a esta patología: Ortorexia. Si bien no todos los especialistas están de acuerdo con la existencia de esta patología, lo cierto es que en la última década cada vez son más las miradas que se dirigen a este trastorno.

Pero… ¿qué es la ortorexia nerviosa?

La ortorexia es una obsesión o preocupación extrema por la salud, focalizada en comer lo más sano posible evitando todos los alimentos dañinos como la carne o las grasas o aquellos alimentos cultivados con pesticidas o herbicidas y los que contienen sustancias artificiales. Las personas que sufren la ortorexia terminan haciendo de la comida el centro de sus vidas ya que no solo se preocupan por la calidad de sus alimentos sino también por la forma de preparación de la comida y los recipientes donde se cocina. Así, le dedican un tiempo exagerado a la planificación de los menús y a la preparación de los alimentos y cada transgresión alimenticia, por pequeña que ésta sea, se acompaña de sentimientos de culpabilidad y frustración cada vez más fuertes.

Normalmente, la ortorexia se manifiesta en personas que se dedican al deporte ya que este grupo es más vulnerable al valor nutritivo de los alimentos y a su repercusión sobre la figura o imagen corporal. También se han logrado aislar algunas características de personalidad relacionadas con la ortorexia ya que estas personas son muy estrictas, perfeccionistas, controladas y exigentes consigo mismas y con los demás.

¿Cuáles son los criterios diagnósticos?

A grosso modo podrían mencionarse:

- Dedicar más de 3 horas al día a pensar en la dieta sana.

- Necesidad de conocer cada uno de los ingredientes de la comida.

- Preocuparse más por la calidad de los alimentos que por el placer de consumirlos.

- Disminución de la calidad de vida conforme aumenta la pseudo calidad de la alimentación.

- Sentimientos de culpabilidad cuando no se cumple con los principios dietéticos.

- Planificación excesiva de lo que se comerá al día siguiente.

- Aislamiento social provocado por el tipo de alimentación.

- Miedo a contaminarse y deseo continuo de depurarse

Vale aclarar que en la medida en que la dieta se hace más severa, normalmente las personas excluyen alimentos básicos para la alimentación lo que puede conducir a la desnutrición, la anemia o los déficits múltiples de vitaminas y minerales.

¿Cómo inicia la ortorexia nerviosa?

Lo más común es que las personas inicien con una dieta aparentemente un tanto inusual (como las macrobióticas o las del tipo sanguíneo) que poco a poco se va haciendo más rígidas en la misma medida en que la persona va cambiando las reglas de la dieta para seguir las propias normas de alimentación que se auto impone.

A la misma vez, cuando sale de casa, tiende a llevar consigo un kit de sobrevivencia porque no soporta comer platos preparados por otras personas por el temor de ingerir alimentos contaminados. Poco a poco la persona comienza a evitar las situaciones sociales porque tampoco soporta ver cómo los otros ingieren alimentos contaminados, de esta forma, el ortoréxico también sufre cambios de humor, depresión, ansiedad y un gran sentido de culpa.

El tratamiento de la ortorexia nerviosa suele ser muy extenso en el tiempo, ya que las personas están convencidas de que su estilo de vida es el ideal y de que el resto de las personas se equivoca. Así, el primer gran paso de la terapia se centra en que reconozcan su problemática. No obstante, con frecuencia es necesaria la terapia mediacamentosa indicada para el trastorno obsesivo-compulsivo.



Fuentes:
Donini, L.M. et. Al. (2005) Orthorexia nervosa: Validation of a diagnosis questionnaire. Eating and Weight Disorders; 10(2): 28-32.
Donini, L. (2004) Orthorexia nervosa: A preliminary study with a proposal for diagnosis and an attempt to measure the dimension of the phenomenon. Eating And Weight Disorders; 9(2): 151-157.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Tratamientos Naturales para las fobias

miércoles, 22 de diciembre de 2010

LAS FOBIAS Y SU TRATAMIENTO EN LA REALIDAD VIRTUAL



Claustrofobia, agorafobia, somnifobia... la lista de los términos para designar las más diversas fobias humanas suele ser bastante extensa, sobre todo porque las personas pueden desarrollar un miedo irracional prácticamente ante cualquier cosa que les rodea. De esta manera existen algunas fobias más conocidas o comunes como el miedo a volar (aerofobia) mientras que otras como el miedo al proceso de enrojecerse (eritrofobia) son menos habituales.

Las personas que sufren cualquier tipo de fobia generalmente vivencian las situaciones atemorizantes con altos grados de ansiedad y en muchas ocasiones estos miedos se convierten en una barrera para el desarrollo de la vida cotidiana de las personas. El mayor problema radica en que la persona experimenta reacciones emocionales tan fuerte ante el estímulo temido que no es capaz de enfrentar su miedo.

Existen algunos tratamientos paliativos como la ingestión de psicofármacos pero a la larga estos solo son distractores que impiden que la persona enfrente realmente la situación atemorizante.

Una de las técnicas más tradicionales y antiguas para superar este trastorno es la desensibilización progresiva, donde la persona enfrenta gradualmente sus temores exponiéndose a cuotas "dosificadas" de la situación "amenazante". Sin embargo, hay ocasiones en que es verdaderamente difícil hallar, en los marcos de la consulta, los estímulos adecuados para exponer al paciente. no obstante, en la actualidad, gracias a las diferentes aplicaciones informáticas la terapia de exposición se puede simular a través de un ordenador, desde programas con sonidos e imágenes integrados a la reproducción más sofisticada en tres dimensiones con sonido envolvente.

Entramos en el campo de la Realidad aumentada.

La Realidad Aumentada consiste en introducir elementos virtuales en el mundo real de forma que la persona pueda observar al mismo tiempo una imagen compuesta por una visualización del mundo real y una serie de elementos virtuales integrados en ella. El aspecto más importante de este sistema radica en que los elementos virtuales complementan al mundo real permitiendo llevar a cabo una exposición controlada. Por ejemplo, una persona con miedo a las arañas puede superarlo a partir de la interacción con ejemplares virtuales que son controlados por el terapeuta.

El sistema está compuesto por un ordenador conectado a una cámara y a un casco virtual. A través de la cámara se captura en vídeo la parte real de la escena y mediante el casco que tiene el paciente se mezclan ambos elementos: los reales y los virtuales. A su vez, el terapeuta puede monitorizar lo que sucede durante la terapia mediante una pantalla TFT.

También existe un software para tratar con la fobia a volar y aseveran que el índice de efectividad del programa virtual es bastante similar a los índices de las terapias tradicionales.

El objetivo final es lograr un programa eficaz que sea autoaplicable, es decir, que la persona no tenga que acudir a la consulta del psicólogo para realizarlo, sino que pueda hacerlo desde su casa, con un apoyo profesional a través de Internet o del teléfono.

El programa en cuestión se denomina CAFFT (Computer Assisted Fear of Flying Treatment) desarrollado por profesores del Departamento de Psicología de la UIB.

El CAFFT se basa en el principio de habituación mediante la exposición repetida a los estímulos ansiógenos y consiste en la presentación a través del ordenador de imágenes y sonidos relacionados con el hecho de viajar en avión. Está dividido en seis secuencias con imágenes reales integradas que siguen un orden cronológico. Así, la primera secuencia recrea los preparativos, con acciones como adquirir los pasajes o el momento en que se hacen las maletas. La segunda secuencia corresponde al traslado al aeropuerto, recreando los momentos en que se gestiona la tarjeta de embarque o la espera en la sala. La tercera, una de las que genera mayor ansiedad, es la del momento del despegue. La cuarta corresponde al vuelo y la quinta al aterrizaje.

Finalmente, el programa incluye una sexta secuencia relativa a accidentes que muestra imágenes de catástrofes, de forma que la persona pueda ser capaz de ver una noticia sin que eso le provoque ansiedad.

El orden de las secuencias varía dependiendo de las peculiaridades individuales del paciente y el grado en el cual está arraigada la fobia. El paciente debe repetir cada fase hasta que la supere aunque en algunos casos alrededor de cinco horas de intervención son suficientes para vencer un miedo.

Sin lugar a dudas, una idea revolucionaria que abaratará los costes de las terapias y pondrá al alcance de más personas la posibilidad de eliminar sus fobias.

Fuente:
Soto, E. (2009) Realidad virtual para combatir las fobias. En: El Mundo.

lunes, 20 de diciembre de 2010

NOTICIAS: ¿PÍLDORA CAPAZ DE BORRAR LOS RECUERDOS TRAUMÁTICOS?


¿Quién no quisiera borrar los malos recuerdos o miedos que atormentan su existencia?. Ahora esta idea parece cada vez más cercana o al menos así lo afirman algunos investigadores de la Universidad de Ámsterdam que desarrollan en sus laboratorios una píldora basada en propranolol (de la familia de los bloqueantes beta) que también es capaz de bloquear los malos pensamientos o recuerdos. Aunque la idea anda rondando desde el 2005 en la Universidad de Cornell de Nueva York donde las investigaciones con éxito solo se habían llevado a cabo en ratas.

Posteriormente investigadores de la Universidad de McGill en Montreal desarrollaron el mismo experimento en humanos con resultados positivos aunque puntualizan que lo que se borra no es el recuerdo sino la respuesta emocional ante el mismo. En otras palabras, el recuerdo del hecho traumático se convertiría en una memoria sin ninguna repercusión emocional. Por supuesto, este descubrimiento sería altamente efectivo para las personas que sufren estrés postraumático.

Ahora los investigadores holandeses han desarrollado sus correspondientes experimentos con 40 personas y los resultados fueron positivos si bien no pueden especificar por cuánto tiempo se mantendrá esta respuesta positiva ante el hecho traumático.

¿Cuánto hay de cierto en estas investigaciones? ¿Es posible desarrollar una píldora para borrar los recuerdos particularmente dolorosos o estresantes?

No se puede ser rotundos en nuestras afirmaciones porque el futuro puede depararnos muchas sorpresas pero hasta el momento una dosis de propranolol solo contribuye a controlar la reacción de miedo o las respuestas emocionales negativas que provoca el recuerdo de una situación traumática. Esto quiere decir que el recuerdo no se borra o desaparece sino que nuestra reacción ante el mismo cambia, se bloquean las reacciones de miedo por lo cual su efecto podría extenderse a cualquier otro comportamiento o situación en la cual esté inmersa la persona y quizás podría provocar un efecto similar al de la insensibilidad ante el dolor.

El mejor de sus usos podría estar relacionado con el tratamiento de las fobias ya que durante el periodo de terapia la persona podría acercarse al objeto o a la situación temida y así eliminar el miedo paralizante y los ataques de pánico que muchas veces impiden continuar con la desensibilización.

No obstante, antes de lanzarse en esta carrera varias preguntas éticas deberían plantearse: ¿Bastaría una dosis o las personas que sufren estrés postraumático tendrían que convertirse en dependientes de este nuevo medicamento? Si disminuye nuestras respuestas emocionales ante una situación específica, ¿podríamos estar seguros de que la persona no disminuirá su respuesta emocional ante el resto de las situaciones convirtiéndose en un “happy puppet”?

Nuevas preguntas y decisiones ante las cuales nos ubica el desarrollo tecnológico.

Fuentes:
Kindt, M.; Soeter, M. & Vervliet, B. (2009) Beyond extinction: erasing human fear responses and preventing the return of fear. Nature Neuroscience 12: 256 – 258.
El fin de los malos recuerdos (2007, julio) BBC Mundo Ciencia. En:
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_6260000/6260820.stm
Fármaco para borrar recuerdos (2005, julio) BBC Mundo Ciencia. En:
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_4725000/4725441.stm

domingo, 19 de diciembre de 2010

ONEIROFOBIA, SOMNIFOBIA O MIEDO A DORMIR. SÍNTOMAS Y TRATAMIENTOS.


Todos en algún momento hemos sentido miedo ante alguna que otra mala experiencia onírica; sin embargo, existen personas para las cuales este miedo se convierte en una verdadera pesadilla aún cuando están despiertos: es la Oneirofobia o Somnifobia y como sus diversos nombres lo indican es un miedo desmedido a dormir y aunque es un trastorno mucho más común de lo que podrían imaginar, las investigaciones al respecto en el contexto iberoamericano resultan muy escasas por lo cual la información en lengua española es extremadamente pobre.

El término Oneirofobia en sí es relativamente joven, data del 2001 cuando Blechner, casi al azar, lo menciona en su libro: The Dream Frontier. Las personas que padecen este tipo de fobia cuando se va acercando el momento de ir a dormir pueden experimentar: sensaciones de asfixia, sudoraciones excesivas, nauseas, sentir la boca seca, temblores, palpitaciones cardiacas, imposibilidad para hablar y pensar con claridad, miedo a que sobrevenga la locura o a perder el control. Suelen ser muy comunes los ataques de pánico.

Aunque la mayoría de los aquejados comprenden que su miedo no tiene una base racional, no pueden dominar el gran temor que experimentan ante la idea de dormirse.

Esta fobia normalmente tiene su origen en las pesadillas recurrentes que pueden haber sido vivenciadas tanto en la edad infantil como en la adultez o por haber visto filmes o escenas de contenido impactante antes de ir a dormir, de forma que estas imágenes se mantienen como rezagos diurnos y posteriormente se manifiestan en las experiencias oníricas que la persona vivencia como muy vívidas y reales por lo cual, no es de extrañar que las vivan con gran temor.

Las personas que padecen de Oneirofobia exhiben temores particulares muy variados: temen a morir durante el sueño, a la imposibilidad de respirar pero sobre todo a tener pesadillas y sueños desagradables.

Los tratamientos suelen ser muy variados, oscilan desde la conocidísima desensibilización sistemática donde la persona se va exponiendo de forma gradual ante la situación atemorizante de manera que el miedo se pierde de manera paulatina hasta las terapias psicoanalíticas donde se intenta buscar y eliminar la causa inconsciente del miedo irracional.

Entre los tratamientos menos convencionales pero con resultados igualmente efectivos pueden encontrarse: la hipnoterapia, la Programación Neurolingüística e incluso la Terapia Energética. No obstante, todos muestran como común denominador el hecho de que las personas deben reprogramar sus creencias, considerándolas como la causa primordial del miedo irracional. La diferencia entre los tratamientos radica en el nivel de conciencia en el cual se influye ya que mientras que la Programación Neurolingüística y la Terapia Energética trabajan en un nivel eminentemente consciente donde se intentan variar los pensamientos que dan origen y sustentan el miedo a dormir; en la hipnoterapia se trabaja en un nivel no consciente, reprogramando las creencias de la persona pero sin que ésta desempeñe un papel activo en el cambio.

Además, existen algunas asociaciones como la CTRN Oneirophobia, un grupo dedicado exclusivamente al manejo de las fobias y los ataques de ansiedad, que brindan la posibilidad de acceder al tratamiento online.

Como podrán imaginar, la Oneirofobia no es solo un trastorno molesto sino que puede causar graves daños en la persona, tanto a nivel emocional como físico. Una noche de descanso ayuda a regular nuestro ánimo y nos prepara para los nuevos desafíos, consolida los aprendizajes y borra todo lo innecesario de la memoria mientras que la privación del sueño incrementa la actividad de la zona del cerebro estrechamente conectada a la depresión, la ansiedad y otros trastornos psiquiátricos.

No obstante, aunque la privación de sueño suele acarrear dificultades para la salud, existen algunos casos extremadamente curiosos para la ciencia de personas que no logran conciliar el sueño; tal es el ejemplo de Thai Ngoc, un hombre vietnamita no ha dormido en 36 años y así lo aseveran dos agencias locales: una del Reino Unido y otra de Tailandia.

Pero no este caso no es único, en la portada del ABC también apareció la historia de un niño de tres años, en esta ocasión los médicos pudieron diagnosticar una malformación en la cual el cerebro estaría, literalmente, hundido en la columna vertebral de manera que aprisiona las áreas relacionadas con el control de los estados de sueño-vigilia.
Como puede observarse, aún queda mucho por investigar sobre este padecimiento pues hasta el momento solo podemos brindar breves pinceladas de lo que sin duda alguna resulta un trastorno altamente discapacitante para la persona que lo vivencia.

Fuente:
Blechner, M. J. (2001) The dream frontier. New Jersey: Analytics Press.

viernes, 17 de diciembre de 2010

TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO. ¿QUÉ ES Y COMO TRATARLO?

El trastorno obsesivo-compulsivo ha sido descrito clínicamente desde hace más de cien años pero durante varias décadas se pensó que era una patología poco común; sin embargo, estudios epidemiológicos recientes han hallado que aproximadamente tres millones de norteamericanos con edades comprendidas entre los 18 y los 54 años podrían sufrir este trastorno en algún momento de sus vidas (para que se posea una magnitud del problema, esto representaría el 2,3% de las personas de este grupo etáreo).

Pero… ¿qué es el trastorno obsesivo-compulsivo?

El trastorno obsesivo-compulsivo (más conocido en el lenguaje clínico como TOC) es una disfunción que hace que las personas tengan pensamientos indeseados (obsesiones) y que repitan ciertos comportamientos una y otra vez (compulsiones).

Pollit, en el 1956 lo describía como "una idea, pensamiento, imagen, sentimiento o movimiento que se acompaña de una compulsión subjetiva y del deseo de resistirse a ella ya que el individuo la considera como algo externo a él y causado por la normalidad en que ha caído".

Vale aclarar que todos tenemos hábitos y rutinas que forman parte de nuestra vida diaria sin que estos se conviertan en una compulsión que afecten nuestra salud y nuestro equilibrio psicológico. Un ejemplo de estas rutinas puede ser cepillarse los dientes antes de ir a la cama o poner en perfecto orden la ropa que usaremos al día siguiente.

Al contrario, una de las peculiaridades que matizan a las personas con el trastorno obsesivo-compulsivo es que sus compulsiones generalmente no tienen ningún sentido lógico pero a la misma vez, son incapaces de refrenar estos impulsos, convirtiéndose los mismos en una verdadera problemática para su desempeño cotidiano.

¿Qué son las obsesiones?

Las obsesiones son ideas, imágenes e impulsos que pasan por la mente de una persona y se repiten una y otra vez cual si fuese un disco rayado y no se relacionan con preocupaciones “normales” como pueden ser el estado de salud o la situación económica que se atraviesa. Una persona que sufre el trastorno obsesivo-compulsivo no desea tener estos pensamientos y los encuentra perturbadores, pero es incapaz de controlarlos. En los primeros momentos estos pensamientos solo aparecen de vez en cuando pero con el paso del tiempo pueden llegar a ocupar una buena parte del día.

Sin embargo, los pacientes obsesivos compulsivos dejan transcurrir varios años antes de buscar apoyo psicológico por lo que cuando acuden a la consulta algunos de sus parámetros han asumido proporciones que interfieren seriamente en sus actividades cotidianas.

¿Cuáles son las obsesiones más comunes?

Si bien la lista de obsesiones podría ser inmensa, a continuación se resumen aquellas consideradas como las más comunes:

- Miedo a la suciedad o a los gérmenes

- Disgusto por los desechos o los líquidos corporales

- Preocupación por el orden, la simetría o balance y la exactitud

- Pensar en ciertos sonidos, imágenes, palabras o números

- Miedo de tener pensamientos “malos” o pecaminosos

- Necesidad de asegurarse continuamente de las cosas aún cuando sabe que han sido cumplidas a la perfección

¿Qué son las compulsiones?

Los pensamientos indeseados hacen que las personas que tienen un trastorno obsesivo-compulsivo se sientan nerviosas y con miedo. Así, para deshacerse de estos sentimientos tienden a realizar ciertos comportamientos de acuerdo a determinadas “reglas” que ellos mismos elaboran. Estos comportamientos son conocidos como compulsiones y en ocasiones asumen la forma de verdaderos rituales muy complejos. Por ejemplo, una persona que tiene un trastorno obsesivo-compulsivo en sus inicios puede tener ideas obsesivas vinculadas con los gérmenes; debido a estos pensamientos puede llegar a lavarse las manos una y otra vez después de usar un baño público. Cuando el trastorno se encuentra más evolucionado, la persona incluso llega a hacerse daño lavándose las manos con detergentes muy fuertes que pueden provocarles lesiones cutáneas.

Estos comportamientos se salen del control de la persona y usualmente producen cierta satisfacción aliviando la tensión y el nerviosismo por un periodo de tiempo más o menos corto. Cuando el miedo vuelve a aparecer la persona se ve compulsada a repetir nuevamente esta rutina.

¿Cuáles son las compulsiones más comunes?

Como puede presuponerse, existe un amplio espectro de compulsiones; si bien puede afirmarse que las más comunes son:

- Limpiarse (lavarse continuamente las manos, tomar baños o cepillarse los dientes una y otra vez)

- Revisar (controlar los cajones, puertas y aparatos eléctricos para asegurarse de que están cerrados, con seguro o apagados)

- Repetir actos (salir y entrar por una puerta, levantarse y sentarse de un asiento o tocar ciertos objetos varias veces)

- Organizar (ordenar y disponer los objetos de un modo muy preciso)

- Contar (tanto las cosas que aparecen delante de sí, como contar hasta legar a cierto número)

- Guardar (atesorar objetos como periódicos, correspondencia o empaques que ya no son necesarios)

¿Cuáles son los síntomas principales del trastorno obsesivo-compulsivo?

Como ya se puede presuponer, las personas que sufren este trastorno usualmente:

- Tienen pensamientos o imágenes repetidas que no se asocian con una preocupación latente y explicable lógicamente.

- Realizan los mismos comportamientos o rituales una y otra vez intentando eliminar la tensión que les producen sus pensamientos indeseados.

- Son incapaces de controlar tanto los pensamientos que acuden a su mente como los comportamientos posteriores.

- Pasan por lo menos una hora al día con estas ideas y comportamientos, los cuales le causan una gran angustia e interfieren en sus vidas cotidianas.

¿Cuándo comienza el trastorno obsesivo-compulsivo?

Para muchos esta problemática inicia durante la niñez o la adolescencia; de hecho, la mayoría de los diagnósticos se realiza alrededor de los 19 años de edad, lo cual no indica que no pueda aparecer en edades más avanzadas. Vale puntualizar que los síntomas de este trastorno pueden aparecer y desaparecer en diferentes momentos de la vida.

¿Cuál es la causa del trastorno obsesivo-compulsivo?

Hasta el momento no se poseen datos concluyentes si bien muchos especialistas abogan por la química cerebral, específicamente cambios en los niveles de serotonina, ya que muchas personas con el trastorno obsesivo-compulsivo muestran mejorías cuando consumen medicamentos que aumentan los niveles de serotonina.

¿Cuál es el tratamiento para el trastorno obsesivo-compulsivo?

La terapéutica conductual ha demostrado ser bastante efectiva en el tratamiento de este trastorno si bien es necesario cierto tiempo antes de comenzar a apreciar los resultados. La estrategia más común es la desensibilización sistemática mediante la cual el terapeuta expone al paciente a sus miedos creando una situación controlada. La idea esencial es demostrarle a la persona que sus comportamientos compulsivos son del todo innecesarios, enseñándoles a la misma vez a controlar la ansiedad que le provocan determinadas situaciones.

En muchas ocasiones la terapia psicológica se combina con la medicamentosa utilizando medicamentos como: la clomipramina, fluoxetina, sertralina, paroxetina y la fluvoxamina.


Fuentes:
APA (2002) DSM-IV-TR: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Barcelona: Masson.
Pollit, J. (1956) Discussion: Obsessive-compulsive state. Proceedings of the Royal Society of Medicine; 49: 842-845.

jueves, 16 de diciembre de 2010

PAURESIS: EL MIEDO A ORINAR



Probablemente nunca hayas escuchado la palabra pauresis pero quizás en algún momento has sido víctima de este problema, más conocido popularmente como el síndrome de la vejiga tímida o como retención urinaria psicogénica, en los círculos científicos . Si bien las estadísticas no son del todo certeras ya que no todas las personas que lo sufren acuden al especialista, se estima que en los EUA uno cada diez hombres padece de pauresis. Recientemente la Asociación Internacional de Pauresis brindó algunas cifras aproximativas en las cuales alrededor del 7% de las personas a nivel mundial (aproximadamente 17 millones) sufriría este trastorno.

El término pauresis fue acuñado en la década del ’50 por Williams y Degenhart cuando a partir de una encuesta realizada a un total de 1 419 estudiantes descubrieron que el 14.4% de ellos había experimentado dificultades al orinar de forma puntual o continua.

Pero… ¿en qué consiste la pauresis?

Es un tipo de fobia social (si bien debe puntualizarse que esta categoría no es aceptada por todos los especialistas) donde la persona es incapaz de orinar si siente que está siendo observada por otros, ya sea real o no y aunque también afecta a las féminas, es mucho más común entre los hombres. Vale aclarar que si bien es “normal” presentar episodios aislados de ansiedad al orinar cuando otras personas están mirando, la pauresis va más allá de una simple vergüenza o embarazo para convertirse en un verdadero miedo a la exposición llegando en ocasiones a convertirse en una obsesión que les permite orinar solamente en su hogar, y a veces solo a través del uso de un catéter.

La forma más común de lidiar con la pauresis es evitar los baños públicos, retener la orina o no ingerir líquidos cuando no se puede acceder al baño propio. No obstante, en los casos más severos las personas se niegan a moverse más allá de las cercanías de su hogar e incluso rechazan el contacto íntimo o las relaciones de pareja pues la sola idea de que alguien los escuche les resulta insoportable.

Normalmente este trastorno inicia en la adolescencia pero también puede hacer su aparición en cualquier edad. Algunos especialistas abogan por la existencia de un trauma relacionado o acaecido en los baños públicos, de forma que la próxima vez que la persona va al baño, anticipa o revive la experiencia negativa y confronta la dificultad para relajarse y poder orinar. Esta incapacidad para orinar va generando cierto grado de tensión que a la larga crea un círculo vicioso del cual es difícil salir.

No obstante, lo cierto es que la causa de la pauresis continua siendo un misterio; si bien existen algunas evidencias de que el trastorno podría ser hereditario.

Algunos especialistas han llegado a asilar ciertas características de personalidad como: la no asertividad, la elevada sensibilidad ante la opinión de los otros y la sensación de ser inadecuados.

¿Cuáles son los síntomas de la pauresis?

En los casos más graves de pauresis las personas sufren una gran ansiedad, palpitaciones cardiacas, sudoraciones, temblores, mareos e incluso desmayos. Como síntomas secundarios pueden citarse la vergüenza, la humillación, el aislamiento y la depresión.

¿Cómo se trata la pauresis?

Inicialmente las personas que sufren de pauresis visitan al urólogo en la búsqueda de algún problema fisiológico pero posteriormente deben someterse a tratamiento psicológico. Como es de suponer, dentro de las terapias psicológicas para tratar la pauresis la exposición gradual es aquella que ofrece mejores resultados, como en la mayoría de las fobias. En otras palabras, se entrena a la persona para que sea capaz de exponerse gradualmente a los baños públicos controlando su ansiedad hasta que pueda manejarla del todo.

No obstante, también se utiliza la terapia medicamentosa y la hipnosis; si bien debido a las pocas investigaciones existentes sobre esta patología, no puede hablarse de un tratamiento más eficiente en comparación con los otros.


Fuente:
Kessler, R.C.; Stein, M.B. & Berglund, P. (1998) Social phobia subtypes in the national comorbidity survey. American Journal of Psychiatry; 155: 613-619.

lunes, 13 de diciembre de 2010

ATAQUES DE PÁNICO O CRISIS DE ANGUSTIA

"No puedo respirar, siento que me estoy asfixiando. Percibo que estoy en peligro y tengo la necesidad urgente de escapar del sitio donde esté. Simplemente no puedo razonar ni controlarme." Este es el sentir de las personas que sufren crisis de angustia y aunque probablemente alguien que nunca haya sufrido un ataque de pánico no pueda llegar a percibir en toda su magnitud este trastorno, lo cierto es que las personas que lo padecen viven en una angustia permanente, a la expectativa de cuando será el próximo golpe e intentando evitar toda situación que pueda convertirse en un desencadenante para el ataque. Tanto es así que la mayoría termina por recluirse en la casa en el intento de escapar de estas sensaciones tan molestas.

La característica principal de una crisis de angustia es la aparición aislada y temporal de miedo o malestar intenso, que se acompaña de al menos cuatro de un total de los siguientes síntomas:

1. Palpitaciones o aumento de la frecuencia cardíaca
2. Sudoración
3. Temblores
4. Sensación de ahogo o falta de aliento
5. Sensación de atragantarse
6. Opresión en el pecho
7. Náuseas o molestias abdominales
8. Mareos o desmayos
9. Sensación de irrealidad o de estar separado del propio cuerpo
10. Miedo a perder el control o a volverse loco
11. Miedo a morir
12. Sensaciones de entumecimiento u hormigueo
13. Escalofríos o sofocaciones

La crisis se inicia de forma brusca y alcanza su máxima expresión con rapidez (normalmente en diez minutos o menos). En estos momentos las personas experimentan un miedo intenso, sienten que están a punto de morir, sufrir un infarto, temen perder el control o "volverse locos". En consecuencia experimentan un deseo urgente de huir del lugar.

Al ir repitiéndose, estas crisis pueden presentar un menor componente de miedo pero lo usual es que la persona comience a evitar los lugares y condiciones en las cuales se produjeron las crisis de manera que su rango de acción se reduce considerablemente. En algunas ocasiones el miedo que experimenta la persona a volver a vivenciar estas crisis llega a ser tan grande que esta tensión provoca una nueva crisis ante situaciones que no debían actuar como detonantes. Existen casos de personas que pierden el conocimiento, la capacidad de hablar durante días e incluso la posibilidad de moverse durante las horas que le siguen al ataque.

Sin embargo, todos los ataques no se presentan de la misma forma, así, existen tres tipos de crisis de angustia, que se diferencian por el modo de inicio y por la presencia o ausencia de desencadenantes ambientales:

- Crisis de angustia inesperadas. El inicio de la crisis no se asocia a desencadenantes ambientales particulares, es decir, no existe ningún motivo aparente que actúe como detonador del ataque.

- Crisis de angustia situacionales. La crisis aparece inmediatamente después de que la persona ha estado expuesta a un estímulo ambiental como pueden ser: ver una araña, una serpiente, entrar en una multitud... En ocasiones se desata incluso ante la anticipación del estímulo; es decir, ante la idea de que pueda aparecer la araña, la serpiente o un tumulto de personas. Estos episodios están más vinculados con las fobias sociales y específicas.

- Crisis de angustia relacionadas con una situación determinada. Estos casos son más peculiares en tanto las crisis pueden aparecer como consecuencia de determinado estímulo ambiental pero no necesariamente después de que la persona ha estado expuesta ante el estímulo e incluso no siempre se desatan. Estos episodios normalmente son frecuentes en el trastorno de angustia aunque también pueden ser diagnosticados en personas con fobias específicas.

Terminemos este pequeño recorrido por las crisis de angustia con algunas pinceladas numéricas que nos permitirán analizar en su justa medida la incidencia de este trastorno:

- Se estima que alrededor del 15% de la población mundial ha sufrido una crisis de angustia o la sufrirá en algún momento de sus vidas.

- En los EUA los ataques de pánico han aumentado a una velocidad alarmante, entre los años 1980 y 1995 su incidencia en la población adulta norteamericana aumentó en un 150%.

- Después del derrumbe de las torres gemelas el 11% de la población madrileña (representa a 275 mil personas) vivieron crisis de angustia continuadas.

En síntesis, un trastorno que nos mantendrá ocupados en artículos posteriores donde intentaremos llegar a su verdadera esencia.

Fuentes:
Nardone, G. (2003). Más allá del miedo. Barcelona: Editorial Paidós Ibérica.
Goodwin, R. D. (2003) The prevalence of panic attacks in the United States: 1980 to 1995. Journal of Clinical Epidemiology;56(9):914-6.
Pichot, P. et. Al. (2001) DSM-IV "Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales". Mason: Barcelona.

jueves, 9 de diciembre de 2010

LAS MEMORIAS DEL MIEDO

Los profesionales de la salud han intentado docenas de tratamientos farmacológicos y psicoterapéuticos para eliminar las memorias que encierran contenidos emocionales indeseados. No obstante, ya sabemos que los resultados son invariablemente los mismos: se elimina la respuesta de miedo pero el recuerdo permanece intacto por lo cual en un porcentaje elevado de los casos el miedo tiende a reaparecer.

Tal parece que una vez que la memoria emocional se ha instaurado los recuerdos se forjan para siempre... ¿o no?

Científicos del departamento de Psicología Clínica de la Universidad de Amsterdam han descubierto que la reactivación de los recuerdos puede variar en dependencia de la síntesis de determinadas proteínas; así, el proceso de consolidación de los miedos podría ser influenciado a través de la manipulación neurobiológica. Esta manipulación se podría realizar de dos maneras: alterando la síntesis de las proteínas o alterando la liberación de algunos neurotransmisores como la norepinefrina. El propranolol, particularmente, impide la reactivación de las memorias relacionadas con el miedo. Vale aclarar que el propranolol es un beta bloqueante que usualmente se utiliza en el tratamiento de la hipertensión y para prevenir los procesos migrañosos.

En la investigación que hoy les propongo recorrer, los científicos se plantearon una hipótesis: la respuesta de miedo será muy pobre si se inhibe el proceso de consolidación de la memoria y esto a su vez prevendrá el regreso del miedo. Para comprobar esta hipótesis se utilizó un procedimiento de condicionamiento al miedo compuesto por tres etapas:

1. Adquisición del miedo (día 1).

2. Reactivación de la memoria (día 2).

3. Extinción (día 3).

Se conformaron tres grupos compuestos cada uno por 20 voluntarios: al primero se le aplicó una dosis de propranolol 24 horas después de haber sido sometido al evento aversivo, al segundo grupo se le aplicó un placebo mientras que al tercer grupo se le suministró el propranolol 48 horas después de haber estado sometido al estímulo aversivo. Vale destacar que el estímulo aversivo utilizado fueron imágenes de arañas.

Los resultados fueron contundentes: las personas a las cuales se les suministró el propranolol no mostraron reacciones de miedo sugiriendo que la memoria de miedo fue borrada o que permanece inaccesible para la conciencia. No obstante, la memoria declarativa permanece intacta, las personas pueden recordar el evento aversivo.

Los investigadores concluyen que el propranolol actúa selectivamente en los receptores Beta-adrenérgicos en la amígdala durante el procesamiento emocional de la información. De esta manera, la memoria en el hipocampo permanecería intacta pero se alteraría la consolidación de la respuesta emocional hacia la misma.

Creo que está de más retomar las enormes implicaciones que tendría este descubrimiento para la psicoterapia de las fobias, las víctimas de agresiones sexuales, las personas que han vivido eventos catastróficos... Claro, también habría mucho que discutir sobre sus implicaciones éticas y el posible uso que pueda brindársele a este descubrimiento porque ninguna gran creación escapa al mal uso que podría dársele...

martes, 7 de diciembre de 2010

LA GELOTOFOBIA O EL MIEDO A LA RISA

Todos somos un tanto sensibles ante la risa de los otros e intentamos evitar las situaciones embarazosas que puedan dar lugar a burlas pero hay personas que van un paso más allá: son los gelotofóbicos que comprenden prácticamente cada risa a su alrededor como un ataque a su persona.

La gelotofobia es un miedo intenso a ser objeto de risa o burla y puede comprenderse como un tipo particular de fobia social. Uno de los especialistas que más ha estudiado este fenómeno es Willibald Ruch, de la Universidad de Zurich, e hipotetiza que el origen de este trastorno se debe a una dificultad para interpretar correctamente el humor ya que éste se tergiversa como una fuente de humillación.

A sustentar esta hipótesis acuden los resultados de algunas investigaciones que evidencian que las personas con gelotofobia son incapaces de distinguir entre una risa burlona y una risa desdeñosa. De la misma manera, muestran dificultades para distinguir la risa fingida, la sarcástica, la maliciosa, la embarazosa... y seguimos contando.

Pero todo no termina ahí, otro problema de los gelotofóbicos es que tienden a creer que ellos son el objeto de la risa ya que malinterpretan el conjunto de señales (tono vocal y expresiones faciales) que normalmente nos indican si somos centro de atención o no. Así, la persona con gelotofobia se ve inmersa en un círculo de rabia, vergüenza y miedo creado por ella misma.

No obstante, todo no está en su imaginación; las personas con gelotofobia generalmente poseen una historia de burlas que los acompañan desde su niñez y adolescencia por lo cual la mayoría de los investigadores afirman que es un miedo aprendido después de experiencias reales (solo en un porcentaje mínimo las experiencias son imaginadas) que los involucran como objeto de risas y burlas. Ya sabemos que durante la niñez y adolescencia la persona se encuentra en plena construcción de su identidad por lo cual la valoración del medio desempeña un papel fundamental. Cualquier vivencia que involucre la sensación de "hacer el ridículo" puede tener un fuerte impacto emocional que será difícil de mitigar aún en la vida adulta.

Como podrán imaginar, al igual que la inmensa mayoría de las fobias, la gelotofobia en sus etapas más avanzadas conlleva un grave deterioro social ya que la persona poco a poco comienza a evitar las situaciones sociales donde pueda ser objeto de escarnio, recluyéndose en espacios más limitados y evitando las relaciones humanas.

Vale aclarar que éste es un trastorno más común de lo que podríamos imaginar. Un estudio reciente conducido por Ruch en 73 países con 22 610 personas mostró que aproximadamente entre un 2 y un 30% de las personas (según el país) son víctimas de la gelotofobia. La incidencia más elevada se observó en Asia donde las personas se toman muy a pecho la risa o hacer el ridículo. Así, la gelotofobia se muestra como una psicopatología bastante compleja donde coinciden factores de índole cultural, la historia de vida e incluso algunas disfunciones a nivel cerebral.


Fuente:
Ruch, W. 2009. Fearing humor? Gelotophobia: The fear of being laughed at Introduction and overview. Humor. International Journal of Humor Research; 22(1-2): 1–25.

domingo, 5 de diciembre de 2010

LAS FOBIAS MÁS COMUNES


¿Es la fobia un trastorno lejano que padecen unos pocos o es pan nuestro de cada día? Si echamos un vistazo a las estadísticas probablemente nos asombraremos ante las cifras. Así, he intentado retomar algunas de las fobias más extendidas a nivel poblacional.

- Fobia al dentista: se estima que alrededor del 5 al 31% de la población mundial se niega a ir al dentista por el temor que esto le genera. Estas personas experimentan un miedo tan grande que sólo acuden al estomatólogo cuando son forzados por otras personas, cuando se encuentran en una situación verdaderamente extrema y precaria de salud bucal o si están drogados. Normalmente esta fobia surge por las malas experiencias en visitas anteriores al dentista o suele estar asociada a otros miedos como la fobia a las agujas o no querer ser observado de cerca...

- Miedo a los perros o Cinofobia: no importa el tamaño del perro, solo importa que tiene cuatro patas y colmillos. Generalmente estas personas han tenido experiencias negativas con algún perro, han sido mordidas o han visto el ataque de un perro.

- Miedo a volar o Aviatofobia: 25 millones de personas, solo en los EUA, tienen miedo a volar. Se estima que alrededor de una cuarta parte de la poblacion mundial tiene miedo a tomar un avion. La gama va desde personas un tanto ansiosas hasta la fobia extrema. Los temores principales se dividen en: las personas que tienen miedo a que el avión se estrelle y aquellos que padecen de claustrofobia y temen a un ataque de ansiedad en pleno vuelo.

- Miedo a los rayos y truenos: El 73% de las personas reconocen tenerle un poco de miedo a las tormentas eléctricas pero otras personas sufren una fobia extrema que los hace incluso mudarse a sitios donde el clima sea mejor.

- Miedo a la oscuridad o Nictofobia: afecta sobre todo a una buena parte de la población infantil que teme ser raptados, que aparezcan monstruos o cualquier otra fantasía mientras reina la oscuridad. Sin embargo, en la adultez esta fobia se atenúa pero no se elimina del todo, haciéndose presente cuando existe algún factor como las imágenes de un filme que la activa.

- Miedo a las alturas o acrofobia: Esta es una de las fobias más comunes, el trastorno en su variante más extrema lo sufre el 5% de las personas en el mundo. Inicialmente se pensaba que era simplemente un miedo irracional pero algunas investigaciones recientes hipotetizan que podría deberse a una alteración en la percepción de la distancia. Para comprender por donde va la explicación pueden leer el artículo:"".

- Miedo a la gente: 15 millones de personas tiene pánico a hablar en público, conocer gente nueva, estar entre mucha gente o comer en restaurantes o lugares públicos. El momento crítico para desarrollar esta fobia social es alrededor de los 13 años.

- Miedo a los espacios (agorafobia y claustrofobia): un total de 1.8 millones de personas sufren una ansiedad intensa cuando se encuentran en situaciones o espacios de los cuáles es difícil huir en caso de que sea necesario. Esto incluye: ascensores, eventos deportivos, conciertos, puentes, coches, tiendas pequeñas, plazas abarrotadas...

- Miedo a las arañas: es la segunda fobia más común, 4 de cada 5 afectados son mujeres. En un estudio reciente se detectó que, ya a los 11 meses de vida, las niñas se asustan al ver imágenes de arañas, mientras que los niños le temen cuando son mayores. Aunque hay una hipótesis que resulta bastante aceptada en los círculos científicos que explica esta fobia como un hecho evolutivo normal ya que las mujeres "recolectoras" de la manada, se encontraban mucho más frecuentemente con arañas al recoger frutas o flores, mientras que los hombres, al asumir riesgos cazando animales mayores, no veían a las arañas como un verdadero peligro.

- Miedo a las serpientes: esta es la fobia más común y también parece responder a razones evolutivas ya que para nuestros antecesores las serpientes eran una importante fuente de muerte y enfermedad.

En fin, que aunque no seamos fóbicos en toda la extensión del término, sin lugar a dudas, más de una de estas fobias de seguro ha evocado en nosotros ciertos recuerdos de miedo. ¿O no?


Fuentes:
Lima, M. & Casanova, Y. (2006) Miedo, ansiedad y fobia al trattamento estomatologico. Humanidades Medicas; 6(1).
Medina, M. E. et. Al. (2003) Prevalencia de los trastornos mentales y uso de los servicios. Salud Mental; 26(4): 1-16.
Tortella, M. & Fullana, M. A. (2000) Prevalencia, dimensiones y vías de adquisición en el miedo a volar en avión. Revista de Psicopatologla y Psicología Clínica; 5(1) : 13-26.